Deutschsprachige Literatur
RILKE. Breve nota sobre las Elegías de Duino.
Si bien Bullnow dice que no hay una unidad temática en las Elegías de Duino, me parece que su motivo central es el hombre y que de éste surgen, como radios, sus principales temas:
- El de la permanencia, explícito en la primera, segunda, séptima y novena.
- El del héroe y los verdaderos amantes, que son los únicos capaces de trascenderse y, por lo tanto, de perdurar; tal y como se pone de manifiesto en las Elegías primera, segunda, quinta y sexta. La tercera, al versar sobre el amor y su naturaleza, considero que es una introducción o preparación para la quinta.
- La relación hombre-mundo, al que dedica las composiciones cuarta y octava.
- El verdadero dolor y su secreta felicidad, en el último de los poemas.
Las elegías I y II creo que por su proximidad cronológica deberían ser consideradas como un solo bloque. En cierto modo, pueden leerse como un prólogo pues introducen los motivos que desarrollarán las restantes.
Como ya he dicho, la elegía III trata sobre los fundamentos ocultos del amor. En ella, el amado es el detonante que despierta “aquel escondido, culpable dios fluvial de la sangre” (v. 2) y, a la vez, quien debe hacer que ese torrente, esa selva interior que surge del amor no se disipe (vv. 83 y 84).
Escrita en plena I Guerra Mundial, la elegía IV es un poema oscuro, en el que se contrapone la indistinción (propia de los animales y de los ángeles) al “despliegue de lo otro. Enemistad (...)”, que es privativo del hombre. Una variación sobre este motivo aparece en la elegía VIII (para mi gusto la más hermosa). En esencia, trata de las dos formas básicas de relacionarse con la realidad:
- estar en el mundo, como lo está el animal, la planta, el moribundo y, a veces, los amantes; es decir, vivir en un todo presente (vv. 41 y 42) y libre de la muerte (v. 9).
- Estar frente al mundo, lo que conlleva la conciencia de la muerte y del tiempo, poseer sólo un reflejo de la realidad y la actitud de mero espectador, “de uno que se marcha”.
La elegía V tiene como tema los amantes, tal y como descifra los versos 96-97 y 103-104. Es decir, la troupe de saltimbanquis no es más la (falsa) prefiguración del trabajo de los verdaderos enamorados.
Por su parte, la sexta composición tiene como motivo central al héroe, que es quien, junto a los verdaderos amantes, puede perdurar. El héroe rilkeano se caracteriza por el desprecio hacia una vida larga, por tener como acciones básicas tomar, dejar, escoger y poder (vv. 35 y 38) y por ver el amor como una forma de ascender a un estadio superior.
Por último, la elegía VII trata acerca de la perduración de las cosas mediante su interiorización y la IX sobre la razón de ser del hombre: decir, interiorizar las cosas para que así pervivan.
Cuando hace varios años las leí por primera vez, me pareció muy interesante el libro Rilke, de Otto F. Bullnow, Taurus, 1963 (no sé si hay reimpresión posterior).
Una de las obras españolas más rilkeanas (a pesar de las declaraciones de su autor) es Elegías de Bierville de Carles Riba, cuyo saboreo (no creo que exista mejor manera de acercarse a la poesía) recomiendo a quienes hayan disfrutado con las del centroeuropeo. De ella, por cierto, hay una edición reciente (1982, si mal no recuerdo) en Visor.